Cuando la caldera aún estaba caliente
Cuando terminó la escuela, mi padre, Gabriel Rodríguez, empezó a trabajar para la Compañía. Era el año 1948, tenía 14 años y cobraba 5 pts. al mes. Cada día, después de la jornada de trabajo de la locomotora a vapor «Corrales», mi padre debía limpiar concienzudamente la máquina. Esta tarea exigía desprender, desde el interior, los […]